Una mañana que caminaba en la calle después de una lluvia en la madrugada, vi en el piso figuras que se formaban entre la combinación de las partes secas y húmedas de la piedra de la banqueta.
Los adoquines se secaban del centro hacía afuera, en ellos vi como se formaban estas figuras humanas abstractas: cabeza, tronco y piernas. Cada uno con un distintivo. Me gusta ver como el mundo creado por el humano convive y se mezcla con el natural creando escenarios que duran un momento. Como reflejos, sombras en cierto ángulo que nos hacen voltear. Adoquines secándose fue ese momento y se convierte en estas figuras de colores que permanecen y crean una colección de formas en movimiento.
